domingo, 22 de noviembre de 2015

Codorniz africana en Chile ¿Interacción amigable?

La Calliplepa californica (Codorniz californiana) es una de las especies introducidas que más se ha expandido en Chile central. Junto con la paloma común y el gorrión son las aves exóticas de mayor impacto sobre los ecosistemas silvestres de Chile. En 1850 la Codorniz californiana fue liberada en las cercanías de la ciudad de Santiago con el objetivo de establecer una nueva especie cinegética en Chile.(Navas, 2002)


Imagen 1. Calliplepa californica macho y Calliplepa californica hembra.


Fuente: Baliero, 2014.



Esta especie de codorniz es originaria de los estados norteamericanos de Oregon, Nevada y California y también de Baja California en México. Su área geográfica ha sido ampliada luego por introducción a otros estados vecinos de EE.UU; Hawai, el extremo sudoeste de Canadá y Nueva Zelanda.
A Chile fue llevada en el año 1870, donde llegó a prosperar libremente en sus provincias centrales (Coquimbo a Concepción). La subespecie importada allí es Callipepla californica brunnescens (Ridgway 1884), oriunda del norte de California, y es la que más tarde se lleva a nuestro país.(Baldini & Pancel, 2005).

La Codorniz de California vive en pequeños grupos de hasta unos treinta individuos y habita en las áreas arbustivas de la provincia fitogeográfica Patagónica y el ecotono entre esta y la Subantártica; en el norte del Neuquén se acerca también a los jarillares (Larrea spp) del Monte. En el área austral de su distribución ocupa preferentemente los abundantes matorrales de michai o calafate (Lierberis spp), arbusto donde, por lo común, se refugia, anida y del que aprovecha sus pequeñas bayas para alimentarse, además de otros frutos, semillas y bojas tiernas de diversas plantas, además de materia animal (insectos, arañas, etc.), aunque en proporción mucho menor.(Baldini & Pancel, 2005)

El macho difiere de su compañera en cuanto a coloración del plumaje, pero ambos lucen muy conspicuamente en la corona, un pequeño penacho de hasta seis plumas negras, erguido y curvado hacia delante, más grueso en la porción distal, aunque el de la hembra es mucho más corto (Ver imagen 2 y 3). Esta característica la hace prácticamente inconfundible en la avifauna de la zona.(Baldini & Pancel, 2005)
El nido consiste en una ligera concavidad en el suelo, forrada de hierbas y bien oculto debajo de matorrales o requeríos. Allí deposita unos diez a diecisiete huevos, a veces unos pocos metros, si bien cuando existe una nidada de veinte, puede deberse a la puesta de dos o más hembras. Esta codorniz pone a menudo en nidos de otras especies de aves. Los huevos son de color ante crema, salpicados con diminutas marcas muy variadas, pardo oscuro, y miden 32 x 25 mm de promedio.(Baldini & Pancel, 2005)

Imagen 2. Codorniz macho


Fuente: Cañas, 2014.

Imagen 3. Codorniz hembra


                                                                Fuente: Tassara, 2014.

Esta codorniz ha encontrado en la región, un nicho ecológico vacante, pues aparentemente no ha desalojado, por lo menos en forma directa, a ninguna especie animal indígena, compitiendo con ella, al contrario, se ha convertido en un nuevo ítem alimentario para los depredadores nativos, incluso el hombre. A la vegetación no la perjudica en lo más mínimo, en cambio contribuye a la dispersión de semillas con sus deyecciones. (Baldini & Pancel, 2005) De hecho, se tuvo la hipótesis que la codorniz compitiera con el tinamou chileno (Nothoprocta perdicaria), con el cual esto comparte las mismas preferencias de hábitat y el alimento probable, pero ninguna prueba concreta existe sobre sus interacciones posibles. (Jaksic, 1997)
De acuerdo al área geográfica que abarca en las provincias del Neuquén y Rio Negro, la codorniz reside en gran parte dentro de los límites de los parques nacionales Nahuel Huapi y Lanin. Distintos factores que favorecieron la naturalización de esta especie fueron la poca competividad, la presencia de recursos alimenticios y la disponibilidad de espacio anteriormente mencionada. (Baldini & Pancel, 2005)


Bibliografía:

Baldini, A., & Pancel, L. (2005). Agentes de daño en el bosque nativo. Chile: Universitaria.

Jaksic, F. (1997). Vertebrate invaders and their ecological impacts. Biodiversity and Conservation, 1-19.

Navas, J. (2002). Las aves exóticas introducidas y naturalizadas en la Argentina . Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales, 1-12.




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