La Calliplepa californica (Codorniz californiana) es una de
las especies introducidas que más se ha expandido en Chile central. Junto con
la paloma común y el gorrión son las aves exóticas de mayor impacto sobre los
ecosistemas silvestres de Chile. En 1850 la Codorniz californiana fue liberada
en las cercanías de la ciudad de Santiago con el objetivo de establecer una
nueva especie cinegética en Chile.(Navas, 2002)
Imagen 1. Calliplepa californica macho y Calliplepa californica hembra.
Fuente: Baliero, 2014.
Esta especie de codorniz es originaria de los estados
norteamericanos de Oregon, Nevada y California y también de Baja California en
México. Su área geográfica ha sido ampliada luego por introducción a otros
estados vecinos de EE.UU; Hawai, el extremo sudoeste de Canadá y Nueva Zelanda.
A Chile fue llevada en el año 1870, donde llegó a prosperar
libremente en sus provincias centrales (Coquimbo a Concepción). La subespecie
importada allí es Callipepla californica brunnescens (Ridgway 1884), oriunda
del norte de California, y es la que más tarde se lleva a nuestro país. (Baldini & Pancel, 2005).
La Codorniz de California vive en pequeños grupos de hasta
unos treinta individuos y habita en las áreas arbustivas de la provincia
fitogeográfica Patagónica y el ecotono entre esta y la Subantártica; en el norte
del Neuquén se acerca también a los jarillares (Larrea spp) del Monte. En el área austral de su distribución ocupa
preferentemente los abundantes matorrales de michai o calafate (Lierberis spp), arbusto donde, por lo
común, se refugia, anida y del que aprovecha sus pequeñas bayas para alimentarse,
además de otros frutos, semillas y bojas tiernas de diversas plantas, además de
materia animal (insectos, arañas, etc.), aunque en proporción mucho menor. (Baldini & Pancel, 2005)
Fuente: Tassara, 2014.
El macho difiere de su compañera en cuanto a coloración del plumaje, pero ambos lucen muy conspicuamente en la corona, un pequeño penacho de hasta seis plumas negras, erguido y curvado hacia delante, más grueso en la porción distal, aunque el de la hembra es mucho más corto (Ver imagen 2 y 3). Esta característica la hace prácticamente inconfundible en la avifauna de la zona. (Baldini & Pancel, 2005)
El nido consiste en una ligera concavidad en el suelo, forrada de hierbas y bien oculto debajo de matorrales o requeríos. Allí deposita unos diez a diecisiete huevos, a veces unos pocos metros, si bien cuando existe una nidada de veinte, puede deberse a la puesta de dos o más hembras. Esta codorniz pone a menudo en nidos de otras especies de aves. Los huevos son de color ante crema, salpicados con diminutas marcas muy variadas, pardo oscuro, y miden 32 x 25 mm de promedio. (Baldini & Pancel, 2005)
Imagen 2. Codorniz macho
Fuente: Cañas, 2014.
Imagen 3. Codorniz hembra
Esta codorniz ha encontrado en la región, un nicho ecológico
vacante, pues aparentemente no ha desalojado, por lo menos en forma directa, a
ninguna especie animal indígena, compitiendo con ella, al contrario, se ha
convertido en un nuevo ítem alimentario para los depredadores nativos, incluso
el hombre. A la vegetación no la perjudica en lo más mínimo, en cambio
contribuye a la dispersión de semillas con sus deyecciones. (Baldini & Pancel, 2005) De hecho, se tuvo la hipótesis que la codorniz compitiera con el tinamou chileno (Nothoprocta perdicaria), con el cual esto comparte las mismas preferencias de hábitat y el alimento probable, pero ninguna prueba concreta existe sobre sus interacciones posibles. (Jaksic, 1997)
De acuerdo al área geográfica que abarca en las provincias
del Neuquén y Rio Negro, la codorniz reside en gran parte dentro de los límites
de los parques nacionales Nahuel Huapi y Lanin. Distintos factores que favorecieron la naturalización de esta especie fueron la poca competividad, la presencia de recursos alimenticios y la disponibilidad de espacio anteriormente mencionada. (Baldini & Pancel, 2005)
Bibliografía:
Baldini, A., & Pancel, L. (2005). Agentes de daño en el bosque nativo. Chile: Universitaria.
Jaksic, F. (1997). Vertebrate invaders and their ecological impacts. Biodiversity and Conservation, 1-19.
Baldini, A., & Pancel, L. (2005). Agentes de daño en el bosque nativo. Chile: Universitaria.
Jaksic, F. (1997). Vertebrate invaders and their ecological impacts. Biodiversity and Conservation, 1-19.
Navas, J. (2002). Las aves exóticas introducidas y
naturalizadas en la Argentina . Revista del Museo Argentino de Ciencias
Naturales, 1-12.
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